La economía española sigue sin doblegar la curva de la crisis que azota sin excepción a las pólizas.
En las últimas semanas no dejamos de oír una palabra que no terminamos de saber explícitamente su significado y tampoco sus causas, lo que sí conocemos son sus consecuencias, crisis económica, devaluación monetaria, recesión, aumento de precios, subida de intereses… Y ahí está, la temida inflación. ¿Y cómo surge este fenómeno económico que tiene en vilo a todo el mundo? Hay que tener en cuenta que la situación del panorama nacional previo a la pandemia ya era preocupante, por eso, sumado a las consecuencias de la Covid-19, vienen las provocadas por la Guerra de Ucrania y su inminente disparo de los precios de los recursos energéticos, que también venían aumentando antes del oscuro 2020. Tras la situación global sufrida debido al virus, en ese intento de recuperación económica, surge un incremento de la demanda en materias primas, es entonces cuando se produce el colapso en el sistema oferta-demanda, que no es otra cosa que el consumo es superior a la capacidad de producción, lo que se traduce en subida de precios, ya que es más costoso obtener esos recursos.
Aquí empieza el círculo de retroalimentación económica y financiera, el que apenas estamos empezando a recorrer. Se trata de un proceso bastante lógico que podremos entender con el siguiente ejemplo de una cadena de supermercados:
Estos son algunos de los factores en los que pueden influir.
Luz, agua, gas, combustible, etc…..
Si los costes de producción aumentan para esa empresa debido a la inflación, para poder asumirlos y seguir produciendo, al mismo tiempo que paga a sus trabajadores, costea la luz de sus fábricas, sufraga gastos de luz, combustible o proveedores, deberán subir los precios para seguir obteniendo beneficios o evitar la quiebra.
Cuando un cliente llegue al supermercado y no pueda permitirse comprar con tanto desahogo como quizá lo hacía antes, no gastará lo que necesita la empresa para seguir sufragando sus gastos, y a su vez el negocio tendrá pérdidas. La cadena de supermercados no tendrá los ingresos suficientes para liquidar todos sus costes y se verá obligado a recortar o seguir subiendo para compensar. Ambos casos están abocados a la quiebra, ya que si hacen recorte de gastos dejarán a gente sin empleo que no podrá comprar, o si por otro lado siguen aumentando precios, los clientes no podrán pagar y la empresa perderá ingresos. Lo que al final crea un panorama donde las empresas no pueden costear sus gastos y la población no puede consumir nada que les de beneficios, y así sucesivamente.
Posibles soluciones?
¿Y cuál es la solución a semejante enredo financiero? Lo cierto es que la única reparación de este fallo en el sistema es subir los intereses para mantener el equilibrio de la economía. Si los costes suben, deben inflarse los precios, para que a su vez se inflen los ingresos y se llegue a la estabilización de oferta-demanda de nuevo. Desde luego esto tiene su parte negativa: si la población no puede pagar, no consumirá y es en este punto donde nos encontramos, una inflación que puede explotar en cualquier momento. Además, en este momento está surgiendo un cambio en el hábito de consumo, y la población recorta sus gastos debido a que no puede asumirlos todos.
En base a estas premisas, centrémonos en las empresas aseguradoras que tienen una particularidad: cobran la prima previamente a la prestación de sus servicios, lo que nos haría pensar que tienen su propia liquidez garantizada para asumir sus costes, lo que le compromete a sufragar los riesgos acaecidos debido a que el cliente ya ha pagado su coste, esto compensaría el equilibrio en el sistema, la empresa oferta una póliza que el cliente ya ha pagado, no tendría por qué haber ningún desajuste. Sin embargo, no es tan sencillo.
Volvamos al ejemplo de la cadena de supermercados, la cual tiene diversas pólizas para asegurar todas las partes de su estructura empresarial, por ejemplo, los transportes de mercancía, es aquí donde entran los efectos de la inflación para la industria aseguradora. El aumento de precios en combustible, averías, materiales o incluso los bienes transportados ya desestabilizan ese equilibrio económico. Si la cadena de supermercados tiene contratado un seguro que cubre determinados riesgos, es evidente que la aseguradora debe asumir los gastos por contrato.
Citamos….
No obstante, cuando se establece la póliza entre ambas partes, se garantiza por ley que la empresa tenga liquidez suficiente para asumir riesgos como un siniestro.
Entonces, si todos los precios suben a una velocidad vertiginosa, ¿cómo avala la aseguradora que podrá sufragar los costes del riesgo con el mismo precio de la póliza con su cliente? Muy sencillo, no puede. Si en la empresa alimentaria se produce un siniestro en sus instalaciones industriales, y la póliza debe cubrir los gastos, le costará más que en el momento del acuerdo de contrato entre cliente y aseguradora. ¿Qué tendrá que hacer entonces la empresa de seguros? Fácil: debido al aumento de precios de sus proveedores, deberá subir los precios de sus clientes. Sin embargo, en este caso, no se trata de un simple ajuste de precios para compensar el desequilibrio y seguir obteniendo ganancias, si no que por ley este sector está obligado de forma indirecta a ello. Debido a la Ley de Ordenación y Supervisión de los seguros privados, las empresas aseguradoras deben tener garantía de solvencia y cumplir con el principio de la suficiencia de la prima, por el contrario, no podrán tener actividad empresarial.
Ante esta situación lo más recomendable para este sector asegurador es actualizar sus primas en función de los precios actuales, todo ello con el fin de tener la garantía a la hora de cumplir con sus clientes en sus coberturas. Asimismo, para mayor tranquilidad de los asegurados, es aconsejable renovar sus pólizas para evitar un problema irremediable en sus empresas o bienes particulares. Por otro lado, en este escenario de crisis donde la población recorta gastos, al mismo tiempo los prioriza, por eso en ocasiones prefiere invertir en asegurar lo que ya tiene en lugar de seguir consumiendo más. Una situación crítica que afecta directa o indirectamente a todos los sectores, incluido el de las empresas aseguradoras.